
En el siglo XIX, el armario de un hombre de la élite chilena estaba compuesto por múltiples piezas diseñadas específicamente para distintas horas del día, circunstancias y actividades: levitas con cuello aterciopelado para uso diario, capas con esclavina para la lluvia, paletós acolchados para el frío, chaquetas para andar a caballo y macfarlanes y chaqués con aplicaciones en seda para ocasiones especiales, como idas al teatro o reuniones sociales. El conjunto se completaba con pantalones en materiales y colores diversos, además de chalecos sin mangas con bordados y terminaciones en cuero.
Para mediados del siglo XX, esa variedad de piezas se redujo en favor de prendas más funcionales y sobrias que, pese a su simplicidad aparente, requerían de muchas horas de construcción. Predominaron entre los hombres de esta época los ambos –conjuntos formados por un vestón de estructura compleja y un pantalón doblado– y los ternos –vestón, pantalón más un chaleco a juego–, a los cuales se sumaban sobretodos y unas cuantas chaquetas elegantes para la noche.
Una demanda tan amplia requería de productores expertos, capaces de manejar con destreza múltiples variaciones de diseños, materiales, tamaños y detalles. Entre los más renombrados estuvo la Sastrería Pinaud, establecimiento dedicado a la confección de indumentaria masculina que funcionó en Santiago entre mediados del siglo XIX y hasta principios del siglo XXI. Durante más de 140 años –y pese a las profundas transformaciones del mercado–, esta sastrería tradicional logró mantenerse vigente, conservando intacta su aura de exclusividad y elegancia.
¿Cómo funcionaba la Sastrería Pinaud? ¿Cómo llegó a transformarse en la predilecta de los miembros de la élite política y empresarial chilena? ¿Qué factores explican su extraordinaria longevidad? Las respuestas –o, al menos, un atisbo de ellas– se encuentran en dos cuadernos de pedidos del establecimiento, hoy conservados por el Museo Histórico Nacional.
Trajes a la medida del poder
Los cuadernos documentan dos períodos en la historia del negocio: el primero, entre los años 1861 y 1869, y el segundo, entre 1943 y 1947. En sus páginas desfilan las diversas prendas que configuraron el sistema de la moda masculina de una y otra época, así como también los nombres –más o menos conocidos– de quienes acudían a Pinaud para vestir tal como deseaban. Desde los hermanos Blest Gana y un veinteañero José Manuel Balmaceda en el siglo XIX hasta algunos de los más conspicuos empresarios del país en el XX confiaron en el oficio de este taller para diferenciarse, despertar la admiración de los demás y validarse socialmente.
Por sí solos, ambos documentos dan cuenta de cómo los hombres chilenos de élite fueron cambiando su manera de vestir y de lo mucho que les importaba hacerlo de acuerdo con su contexto. Al confrontarlos con otros objetos culturales (novelas, crónicas, notas de prensa, avisos comerciales), queda de manifiesto que la prolongada trayectoria de Sastrería Pinaud se debió tanto a su capacidad para satisfacer las cambiantes necesidades de sus clientes como al capital cultural y simbólico construido a su alrededor.
Descarga el artículo completo “Sastrería Pinaud: Oferta y deseo de la moda masculina en Chile, 1861-1947”, por Sara Acuña.