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Escultura moderna en el MNBA

Esculturas de José Perotti, René Román y María Fuentealba

De las más de 6000 piezas que conserva el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), alrededor de 600 corresponden a esculturas. De ellas, aproximadamente 70 pueden ser consideradas como esculturas «modernas», considerando que en la historia del arte chileno es posible distinguir dos modernidades.

La primera modernidad se inició en la segunda mitad del siglo XIX, de la mano del proyecto civilizador desarrollado por la burguesía nacional. Los artistas modernos de esta época se caracterizaron por una visión crítica de la ciencia, la técnica y el progreso, que los llevó a poner en evidencia las fallas del proyecto modernizador –entre ellas, la exclusión de diversos grupos sociales, como los pobres, las mujeres, las niñas y los niños, y los indígenas–.

La segunda modernidad, en tanto, tuvo lugar en el segundo cuarto del siglo XX, como consecuencia de, entre otros factores, la crisis estética e institucional de la Escuela de Bellas Artes y su cierre en 1928, el posterior envío de un grupo de artistas para estudiar artes aplicadas en Europa y la reapertura de la Escuela como parte de la Universidad de Chile, todo esto durante la dictadura de Carlos Ibáñez del Campo. Respondiendo a los llamados a introducir cambios profundos en las estructuras sociales, las y los profesionales del arte buscaron renovar también el sistema artístico, la estética del arte nacional y su rol en la sociedad.

Trayectoria y composición de la colección

La colección de escultura moderna del MNBA se compone, en su gran mayoría, de piezas que representan la figura humana, muchas ellas de carácter retratista. Las materialidades presentes en el conjunto incluyen madera tallada, modelados en terracota, vaciados en yeso, bloques labrados en piedra (granito, mármol y otras no identificadas) y vaciados en bronce. La mayor parte ingresó al acervo del Museo por adquisición o por donación; algunas piezas corresponden a envíos de pensionista y varias otras carecen de antecedentes de procedencia. Entre los y las artistas representados en la colección están Virginio Arias, Rebeca Matte, Tótila Albert, José Perotti, Lorenzo Domínguez, Laura Rodig, Marta Colvin, Samuel Román, María Fuentealba y Lily Garafulic, solo por nombrar a algunos.

La formación y la composición de esta colección –tal como ocurre con el patrimonio completo del MNBA– están íntimamente ligadas con la historia institucional. Durante el siglo XX, el Museo nunca contó con una política de colecciones clara, y sus autoridades mantuvieron, en general, una actitud pasiva respecto del desarrollo de aquellas, simplemente recibiendo o rechazando las propuestas de obsequios o de venta de colecciones particulares. Por lo demás, el ingreso de piezas, en definitiva, rara vez obedecía a criterios coherentes y sistemáticos: a menudo, aspectos como los vínculos personales, profesionales o afectivos, o, simplemente, la disponibilidad presupuestaria, pesaban más que la calidad artística de la pieza o su representatividad respecto de determinados artistas, escuelas o movimientos.

Esta situación cambió recientemente gracias, por un lado, a la formación de un equipo curatorial y, por el otro, a un esfuerzo colectivo de reflexión sobre la misión, función y objetivos de la institución. En 2015 se elaboró una política de adquisiciones y se establecieron criterios de adquisición y propuestas de autorías para incrementar la colección del Museo. Como resultado, las nuevas incorporaciones a la colección de escultura moderna del MNBA buscan cubrir los vacíos históricos y sumar a artistas hasta ahora excluidos/as de los relatos historiográficos, ya sea por razones de género, etnia o clase.

Descarga el artículo completo “La colección de escultura moderna del Museo Nacional de Bellas Artes en Chile”, por Natalia Keller.