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Informe Final FAIP 1994

Institución
Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos
Autores
Investigadores e Investigadoras de la DIBAM
Resumen en español
La labor de investigación de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos tiene sus primeros antecedentes en la investigación naturalista, antropológica, histórica y bibliográfica desarrollada en el Museo Nacional de Historia Natural y en la Biblioteca Nacional a partir del siglo XIX, antes que dicha institución se creara como tal.
Los visionarios estudios de Gay, Philippi, Medina, Barros Arana y Latcham, por mencionar sólo algunos de los precursores de la investigación de nuestro Patrimonio, marcaron un valioso camino que sería continuado posteriormente por múltiples generaciones de destacados investigadores en los campos de las ciencias naturales, la historia, la antropología, el arte y la literatura.
Una vez creada la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos en 1929, como la institución estatal que debía tener por misión proteger, investigar y dar a conocer el Patrimonio de la Nación, cada una de las grandes unidades que formaron parte del nuevo organismo continuaron desarrollando variados procesos de investigación y publicación de sus resultados.
Para ello, siguieron el impulso creativo y analítico personal inspirándose en una línea temática vocacional o bien respondiendo a solicitudes de investigar temas específicos por parte de la institución.
Al encontrarnos próximos al término del siglo XX, podemos observar que en nuestra institución han aumentado considerablemente en número los museos, bibliotecas y archivos, se han diversificado y complejizado las funciones que dichas unidades deben cumplir y, por consiguiente, ha crecido sustancialmente el número de funcionarios que laboran en la institución a lo largo del país en múltiples temas patrimoniales.
Este proceso ha ocurrido en los diferentes ámbitos de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos y, por tanto, ha modificado, entre otros aspectos, la situación de la investigación y los investigadores.
Las condiciones del medio nacional e internacional también han cambiado y un gran número de investigadores de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, para desarrollar sus proyectos de estudio, pueden optar hoy a financiamiento interno, como es el caso del Fondo de Apoyo a la Investigación, como asimismo a fondos externos nacionales a través de Fondecyt, Fondart, Fundación Andes u otros organismos, además de fondos internacionales como los que proporciona la Organización de Estados Americanos (OEA) y diversas fundaciones de distintos países.
Es evidente, por tanto, que tal cúmulo de posibilidades obligue a las autoridades del servicio y a los propios investigadores a reflexionar sobre la conveniencia de definir una política clara de investigación que permita calibrar los intereses y los alcances de esta actividad, que implica la creación de nuevo conocimiento.

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

En el último decenio, sin ir más lejos, hemos podido observar múltiples inquietudes acerca del sentido que debería tener la investigación en la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos y, en reiteradas oportunidades, hemos escuchado en diferentes ámbitos internos una respuesta inmediata tendiente a señalar que nuestra investigación, a diferencia de las universidades, debería orientarse exclusivamente al estudio de los temas de interés patrimonial.
Sin embargo, no hemos efectuado una reflexión profunda en este sentido en el seno de nuestra institución, y ni siquiera nos hemos puesto de acuerdo sobre qué es lo que consideramos como patrimonial o de interés patrimonial.
En su acepción más amplia se podría entender al Patrimonio Natural y Cultural del país como la herencia de todos los elementos, organismos y expresiones generadas por la naturaleza y la sociedad, que constituyen en conjunto la gran diversidad biológica y cultural de nuestro mundo cotidiano, haciendo posible nuestra vida de un modo particular, confiriéndonos una determinada identidad.
Entendida así, la investigación patrimonial incluiría todos los aspectos tangibles e intangibles que conforman nuestro universo nacional y, por tanto, toda investigación sería atingente al patrimonio.
No obstante, de preferencia, en la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos el concepto de patrimonio se ha utilizado en su acepción más restringida, considerando de interés patrimonial únicamente a las colecciones y piezas biológicas, culturales y documentales que custodian nuestros museos, bibliotecas y archivos.
De este modo, y frente a una carencia de visión clara, la investigación ha seguido su camino espontáneo con el esfuerzo y orientación que cada investigador o cada unidad del Servicio considera de mayor relevancia para su respectivo campo de competencia.
Sin embargo, en diferentes períodos ha sido frecuente observar una dicotomía entre los profesionales de la investigación que buscan definir un camino y las instancias directivas de la institución que se han sentido, en ciertas ocasiones, distantes de estos esfuerzos por no comprender sus alcances particulares o bien porque desearían que la investigación se enmarcara dentro de ciertos parámetros, según la lógica institucional imperante en cada período.
Se hace, entonces, evidente la necesidad imperiosa de reflexionar acerca de este tema y buscar fórmulas que permitan conciliar los intereses particulares e institucionales en la perspectiva de trazar una política que defina y salvaguarde las orientaciones de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos en el campo de la investigación, y por otra parte respete la libertad del investigador.
Sobre el particular, considero que el éxito de la actividad de investigación en toda institución se logra a través de un justo equilibrio entre ambas perspectivas, de allí la importancia que revista desarrollar una política de investigación equilibrada y por tanto flexible.
El extremo de concebir una política de investigación que pretenda alcanzar una hermosa utopía de interés institucional y que coarte la posibilidad de libertad individual del investigador fuera de los márgenes establecidos, por muy bien construida que sea, llevará al fracaso o por lo menos al desinterés de muchos investigadores que dejarán de hacer aportes significativos.
Por otra parte, dejar que cada unidad o cada investigador decida libremente sus líneas de investigación sin una orientación central, llevará inevitablemente a conformar un cuadro de investigación anárquico, sin lineamientos claros o con líneas que pueden alejarse totalmente de los intereses institucionales, desvirtuando su acción.
Dicho problema surge de la contradicción natural entre el sistema (institución) y el individuo (investigador).
Al respecto, es importante considerar que el proceso de investigación es un camino de búsqueda creativa en el cual interviene el factor fundamental de la vocación. Sin el estímulo de la búsqueda creativa en libertad, el investigador verá cercenadas sus alas y perderá el interés para realizar su trabajo.
Por eso motivo, los lineamientos institucionales deberán tener la suficiente flexibilidad para construir directrices claras para el logro de los objetivos básicos comunes, pero que dejen espacio de mucha elasticidad y, aun en ciertos casos, fuera de los límites establecidos.
Me atrevería a decir que grandes descubrimientos e importantes avances en diversos campos de la investigación a nivel mundial, se han efectuado gracias a la libre búsqueda creativa de un investigador por su anhelo individual, saliéndose, incluso, de los márgenes permitidos por el sistema imperante o bien amparado y respaldado por un sistema de amplia flexibilidad.
Podríamos afirmar también que el investigador se parece un poco al artista, por cuanto para ambos la libertad de búsqueda es la savia indispensable para trabajar.

PROPOSICIONES

Por los motivos antes expuestos, considero que la manera de superar la contradicción enunciada, para el caso específico de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, pude surgir de la concepción de una política de investigación que considere dos perspectivas diferentes, pero complementarias:

1.Dimensión con énfasis en los intereses institucionales

Puesto que el propósito central de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos es la “Puesta en Valor” (que entiende todos los aspectos relativos a la incorporación, conservación, investigación, educación y difusión del patrimonio) del diverso Patrimonio Cultural que custodia, o en términos más amplios el Patrimonio sin apellido, si consideramos las colecciones de Patrimonio Natural que conservan algunos de nuestros museos, es evidente que el énfasis de la investigación deber algo diferente al énfasis propiciado por las universidades.
En este sentido, debería propender a apoyar proyectos de investigación que generan nuevo conocimiento a partir del estudio y valorización de las colecciones propias de la institución o, bien, a investigaciones en terreno que permitan incrementar dichas colecciones a través de la recuperación de piezas arqueológicas, históricas, especímenes biológicos, documentos escritos, registros audiovisuales y otros.
Esta primera dimensión debería abarcar a todos los sistemas internos que opten al financiamiento que el Estado proporciona directamente a la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos para su administración, e incluso a fondos internacionales concursables, como los que proporciona la OEA.
En dicho marco debe incluirse el “Fondo de Apoyo a la Investigación”, que precisamente se base en estos fundamentos, y a otros proyectos específicos de investigación que puedan concebir diferentes unidades del Servicio a través de fondos autogenerados o de funcionamiento normal de dichas unidades.
En la misma dimensión, la institución podría, además estimular y orientar macroproyectos de investigación de carácter bidisciplinario o multidisciplinario en torno a un tema de interés general para la institución. Por ejemplo, la valoración biocultural de un área determinada del país que implique el concurso de geólogos, botánicos, zoólogos, arqueólogos, antropólogos sociales, historiadores, con énfasis en aspectos patrimoniales. En dicho caso podrían concurrir, convocados por la Dirección, diferentes especialistas de distintos museos, archivos y bibliotecas.
Un programa o proyecto de esta naturaleza sería de gran impacto nacional.

2. Dimensión con énfasis en los intereses individuales de los investigadores

Es el caso de los proyectos Fondecyt o de otros proyectos que puedan efectuarse con el aporte de financiamiento externo al servicio, en el ámbito nacional.
Para tomar el ejemplo de Fondecyt, podemos observar que su propósito es estimular la libre investigación científica a nivel nacional en diferentes campos de la investigación básica o aplicada, que puedan desarrollar investigadores en forma individual.
Se trata, en último término, de aprovechar la potencia creadora individual para concebir un tema de estudio que pueda ser de relevancia nacional e internacional.
El individuo tiene la plena libertad para emocionarse, creando un proyecto de investigación de principio a fin sin ninguna atadura.
Considero que éste es un derecho inalienable de cualquier investigador, pertenezca a la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, a una universidad, a otros organismos, o bien, un particular. Esa libertad para concebir un problema de estudio, formular los objetivos y desarrollar una metodología adecuada, requiere de mucha soltura.
¿Cuántas investigaciones brillantes ha desarrollado el ser humano a partir de procesos individuales que nadie habría defendido en su origen y que llegan a ser socialmente aceptados, aplaudidos e incluso necesarios con posterioridad a su realización?
Fondecyt ofrece ese espacio de libertad para desarrollar proyectos de alto nivel. Muchos de los proyectos que han desarrollado investigadores de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos a partir de la década de 1980, se han podido efectuar en ese marco y no se habrían realizado de otra manera; lo que ha significado, además, el aporte de considerables bienes de capital para la institución.
Esos proyectos han reportado, en la mayoría de los casos, avances significativos para el desarrollo de múltiples disciplinas, unos a nivel de investigación básica o aplicada y otros con un beneficio de carácter patrimonial en su acepción más restringida.
Finalmente, es importante considerar que los investigadores de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos también desean tener un espacio que les permita efectuar un aporte en investigación básica, de gran utilidad para el desarrollo de su disciplina en el país, bajo el alero de su institución, espacio ofrecido por el Estado y que la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos debería respaldar vigorosamente.

CONCLUSIONES

La importancia de esta materia amerita que en un futuro próximo las autoridades del Servicio y los investigadores podamos reunirnos en un taller de reflexión conjunta para discutir acerca de la senda que debería seguir la investigación, en el seno de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, para que nuestro aporte a la generación de nuevo conocimiento se de mayor utilidad para el desarrollo del país y de mayor estímulo para el investigador.
Por el momento, considero que un buen camino a elegir sería que cada investigador de la DIBAM tuviera el derecho y el deber de participar en un proyecto donde primen los intereses de la institución y en otro donde primer su libertad de elegir.
Al fin y al cabo, las instituciones cobran su real sentido a través de las personas que las conforman y es importante que los investigadores de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, se puedan sentir por un lado comprometidos de corazón con el Patrimonio de su institución y a la vez libres para lanzar al vuelo su creatividad más íntima.

Mauricio Massone M.
Informe Final FAIP 1994
Palabras claves
Investigacion en Ciencias Naturales
investigación en ciencias sociales
investigacion en Arte
Fondo de Apoyo a la Investigacion
Fecha de publicación
12/1995
Editores
Centro de Investigaciones Diego Barros Arana (Dibam)
ISSN
0717-0327
Idioma
Español
Página
71
Colección
Informe Final FAIP

Índice

1 p. EDITORIAL. 
Hacia una política de investigación. Mauricio Massone M.

CIENCIAS NATURALES

4 p. Colección de aves: representatividad y valoración (II). Juan Carlos Torres-Mura y Richard Faúndez.

8 p. Estudios morfológicos y anatómicos para definir especies del género Berberis en Chile. Mélica Muñoz y Elizabeth Barrera.

14 p. Colección de Pteridophyta chilenas y de tipo de Pteridophyta, conservada en el Museo Nacional de Historia Natural. Elizabeth Barrera.

18 p. Polen alergogénico de ciudades con clima mediterráneo en Chile. Gloria Rojas e Inés Meza.

24 p. Biodiversidad de caleta Hornos, La Serena (Segunda parte). Sergio Letelier y Pedro Báez.

CIENCIAS SOCIALES

29 p. Documentación de colecciones etnográficas de madera: Artesanos de Liquiñe, X Región. Héctor Zumaeta y Marco Sánchez.

34 p. Rescate de un asentamiento diaguita costero: Proposición de una estrategia de investigación y conservación. Roxana Seguel, Donald Jackson, Arturo Rodríguez, Pedro Báez, Ximena Novoa y Mario Henríquez.

43 p. Etnicidad e identidad entre las poblaciones de La Puna Salada y la Región de Atacameña. José Luis Martínez.

46 p. Señores de la cordillera: Crianceros y arrieros en la Región de Atacama. Miguel Cervellino, Gastón Castillo y Daniel Quiroz.

53 p. Caracterización de la población “Protonazca” de Pisagua: Colección Max Uhle. Silvia Quevedo y Carolina Agüero.

58 p. Rescate y documentación de técnicas y rasgos de la cultura Yamana. Maurice Van de Maele.

ARTE

65 p. Reactivar la memoria en torno al patrimonio artístico. Ramón Castillo.