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Colección de sombreros de teatina del Museo Regional de Rancagua

sombrero

El Museo Regional de Rancagua custodia una colección de 14 sombreros confeccionados en paja teatina trenzada, realizados por los reconocidos artesanos Juana y Jaime Muñoz originarios de la localidad de La Lajuela, Región del Libertador Bernardo O’Higgins.

Esta colección fue elaborada con la intención de mostrar que el oficio de la sombrerería en paja de teatina trenzada de la localidad es de larga tradición y no se limita solo a chupallas de huaso. La artesana Juana Muñoz ya tenía experiencia previa en la confección de sombreros usados desde 1780 en adelante y, especialmente, en los modelos ilustrados por Mauricio Rugendas.

La colección abarca un sombrero femenino de ca. 1780, varios modelos de sombreros de huaso de copa muy alta de ca. 1830, un sombrero tipo bonete maulino y diversos bonetes de uso en 1930. Además de sombreros de huaso actuales y sombreros de uso urbano y campesino.

La elaboración de sombreros en paja teatina trenzada es una artesanía tradicional de La Lajuela, que data de al menos unos 200 años, según relatan las artesanas Juana Muñoz y su madre Hortensia Manríquez. Se trata de un oficio que nació en esta localidad de paso, entre Santa Cruz y la costa de la región, como una respuesta a la necesidad de protegerse de las altas temperaturas veraniegas de la zona. Si bien en la localidad también tejen con paja de trigo, la artesanía en paja teatina es la que se reconoce como característica del lugar.

La paja teatina –avena barbata, especie introducida- crece de manera silvestre en los campos; es recolectada, seleccionada, limpiada y a veces también teñida. Luego es tejida en largas trenzas desde 50 a 150 m de largo, dependiendo del tipo de sombrero a tejer y de la finura de la paja y trenza. Esta trenza se cose en una espiral para dar forma al sombrero, el que luego es engomado y planchado.

La técnica de elaboración de sombreros se ha mantenido por décadas, siendo la única variación importante la introducción de la máquina de coser manual –hace unos 80 años− y luego la eléctrica, la que influyó en la finura del trabajo. Antes la trenza era cosida a mano, por lo que los sombreros eran más toscos.

El producto más conocido de La Lajuela es el sombrero de huaso de ala ancha, pero además elaboran ejemplares de uso urbano y rural, inspirados en modelos clásicos urbanos, además de sombreros de mujeres de distintos tipos. Tradicionalmente han producido bolsos toscos para uso cotidiano.

En las últimas décadas, las artesanas han diversificado su producción, pues la venta de sombreros ha ido decayendo, sobre todo los de huaso, por lo que han desarrollado líneas de productos innovadoras como carteras y bolsos de diseños cuidados, y accesorios como pulseras y aros, sumando elementos metálicos a los objetos.

La artesanía en paja teatina trenzada es exclusiva de la localidad de La Lajuela, distinguiéndose de la tejida en paja de trigo trenzada por su finura y color. Es de esperar que este oficio y sus peculiaridades persistan en el tiempo.

Palabras clave: Sombrero de paja teatina, paja trenzada, artesanía tradicional, La Lajuela, Región del Libertador Bernardo O’Higgins, Juana Muñoz.

Descarga el artículo completo "El uso y creación de los sombreros de teatina en la Región de O’Higgins" por Verónica Guajardo